¿Quizás los frigoríficos del futuro se basarán en compuestos magnéticos?

Las primeras "máquinas de frío" aparecieron por la necesidad de conservación de los alimentos. Anteriormente se recogía la nieve o el hielo en invierno y se guardaba durante el verano en habitáculos de adobe o en cavidades excavadas en zonas frescas de sombra.
Hasta 1913 no apareció el primer frigorífico doméstico, que era accionado a mano, y hasta 1918 el primer frigorífico con motor eléctrico. 
El efecto magnetocalórico fue descubierto por el físico alemán Emil Warburg cuando en 1881 observó que una pieza de hierro se calentaba al ponerla cerca de un imán potente.
La materia está compuesta por átomos, y algunos de ellos como el hierro, el níquel o el cobalto se comportan como pequeños imanes, por lo que se dice que tienen un momento magnético asociado que depende del número de electrones ?sueltos? o desapareados que existe en el átomo. Normalmente estos se encuentran orientados al azar, lo que se conoce como paramagnetismo, pero cuando se aplica un campo magnético capaz de vencer la agitación térmica los momentos se alinean y puede haber una transición a orden magnético conocido como ferromagnetismo. Esta transición implica un aumento del orden interno, asociado a una variación de energía que se registra en forma de calor liberado. 

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Noticia extraída de  http://www.icma.unizar-csic.es

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