Ante la moda de comer natural
El reciente caso de listeriosis,
originado supuestamente por el consumo de queso fresco fabricado con
leche cruda, ha vuelto a poner el foco de atención sobre la seguridad
alimentaria, los patógenos transmitidos por alimentos y el papel
esencial que jugamos los humanos en la transmisión de patógenos de
origen animal.
En la seguridad alimentaria, las personas somos parte del problema
(por un lado, las contaminaciones cruzadas asociadas a falta de higiene
en la manipulación de los alimentos y, por otro, una incorrecta
aplicación de la tecnología), pero también, y sobre todo, somos la
solución. Hemos desarrollado procesos y procedimientos que minimizan —y
en algunos casos, eliminan— riesgos asociados al consumo de ciertos
alimentos. Hay verdaderos hitos tecnológicos que han cambiado, sin
exageraciones, el curso de la humanidad. Un ejemplo claro es la
pasteurización, un avance del siglo XIX, que ha salvado millones de
vidas (supuso el control de importantes zoonosis de transmisión
alimentaria como la brucelosis y la tuberculosis) y que parece no
recibir el reconocimiento que merece bajo el dictado de ciertas
tendencias devotas de lo considerado fresco, natural, sostenible.
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Noticia extraída de elpais.com